domingo, diciembre 27, 2015

De un mundo raro, que no sé del dolor, que triunfé en el amor y que nunca he llorado

El curso que acaba me enfrenta, como siempre, a reflexiones que se parecen a esas letras de amores difíciles que acompañan las canciones de José Alfredo Jiménez. Construyendo cada relación con un grupo y unos estudiantes me planteo si es posible transitarla sin sentir que he puesto lo mejor de mí. Si he renunciado a algo para evitar el dolor. Si hay que vivirlo como una ranchera. Sandra M. es muy amable y me dice: “Para finalizar me gustaría dar las gracias al profesor ya que me ha gustado mucho cómo ha dado las clases, cómo ha explicado las actividades y cómo ha atendido nuestras dudas. Además resaltar la motivación y el interés por su parte para que aprendiéramos, teniendo paciencia a la hora de explicar las actividades y de resolver nuestras dudas”. Es un alivio saber que algunos estudiantes agradecen la implicación.
Esta devolución al grupo sigue el rastro de otras anteriores en mayo de 2015, diciembre de 2014, diciembre de 2013, diciembre de 2012 y noviembre de 2011.
Pensar en el proceso vivido, en la diversidad acogida en las clases, en el tono de la relación establecida, en los medios puestos, en el tipo de aprendizajes que realizan… en lo que para mí son los hitos, la actitud, el sentido –y la dificultad- de esta profesión que es enseñar.
A continuación van unas viñetas del curso donde recojo algunas llamadas de atención de los estudiantes, para seguir creciendo ellos y yo mismo.

El sentido de esta materia 25 años después
Muchos estudiantes de 2015 no se sienten competentes en TIC. Con 20 años, como repito incansablemente, no ha habido transferencia entre habilidades de los dispositivos tecnológicos que manejan. En sus blogs hablan de una evolución que empezó en el desconocimiento, la sensación de incompetencia, incluso el rechazo a la tecnología. Ese sentimiento es un freno a poder pensar en procesos innovadores con ellas.
La insistencia que supone hacer un curso como el de TIC en educación infantil hace que se auto-reconozcan algunos procedimientos en el quehacer de cada uno, da idea de que se dominan y, con esa seguridad, los estudiantes tienen otra actitud ante las tecnologías. Básicamente confían en sí mismos y crecen los ámbitos donde las utilizan y donde imaginan cómo hacerlo. Le pasa a muchos. En palabras de Sonia C., “cuando empezamos con el curso no pensaba que una asignatura como esta me iba a enseñar tanto e iba a proporcionarme tantas cosas para mi futura labor como docente”. Irene H. dice que algunas herramientas las ha podido utilizar en otras materias. Marta C. también he podido usar los recursos para trabajos relacionados con la universidad “y para otras cosas, como promocionar los dulces caseros que hace mi madre”.
Esta materia sigue abriendo un camino, 25 años después de su inclusión en la formación de docentes de Infantil y Primaria en España. Y esta reflexión, grupo a grupo, quiere revitalizar la forma de encararlo.

A vueltas con el tamaño del grupo
Una alumna se queja en su blog de que con 60 estudiantes en un aula de informática aquello es algo caótico y de que no puede ser atendida debidamente en sus dudas concretas.
Como decía un antiguo rector –Ángel Gabilondo-, a la universidad “hay que venir llorado”. Porque no todo depende de nosotros. Pero, en cada primera clase de cada grupo, me quejo de la dificultad de atender en un aula de informática a 60 estudiantes. Lo hago todos los años desde 2010, cuando con el nuevo plan aprovecharon para que las clases no pudieran desarrollarse con grupos de 30 estudiantes.
Diré, de paso, que aunque la organización de la universidad establecía que los grupos de laboratorios docentes (como es una clase con informática) debían estar compuestos por 30 alumnos, entre 1993 y 2010 sólo había tenido 2 grupos de menos de 40 estudiantes, de entre los cerca de 120 que he atendido desde que empecé con las TIC en educación. Los grupos menguaban, pero seguían siendo enormes. Ahora, ya digo, son de al menos 60.
El tamaño del grupo no es una decisión del profesor, es una política de facultad (apoyada por mi departamento).
Todo esto está muy bien decirlo, para que se sepa y ver si lo arreglan, pero quien es valorado negativamente año tras año por la falta suficiente de atención a sus estudiantes no es la facultad.
Creo que voy a pedir un auto-desdoblamiento, que lo recoja el horario, aunque trabaje el doble de horas. Este año ya me he añadido voluntariamente media hora más a mi horario con este grupo y creo que ha sido de gran ayuda para los estudiantes.

“I never promised you a rose garden”
El curso tiene un componente exploratorio e indagatorio muy grande. Se basa en nuestra iniciativa, capacidad de asombro, de probar cosas y de experimentar nuestras sensaciones, con pocas pautas.
Quizá conozcan al compositor mexicano Arturo Márquez, autor del Danzón 2.


Márquez habla, por cierto, de una historia de fracasos que, lejos de asustarnos, nos debería resultar bien estimulante.
Me gusta cómo habla de su indagación artística (min 5.09 en adelante).
Esta indagación es parecida a la que debemos hacer como docentes para emprender proyectos como el vivido.
Además de todo esto, hay que recordar que el curso es visual, con vídeos cortos explicativos y de apoyo, acompañados de ejemplos. Buena parte de las actividades tienen un procedimiento sencillo y muy pautado para ser logradas. Es colaborativo, promoviendo varias actividades por pareja y que los compañeros más avanzados colaboren con quien lo necesite. Otro elemento ilustrativo y solidario es que mantiene los blogs con el trabajo de los compañeros en abierto todo el curso.
Todo ello es bastante nuevo, y quizá poco apreciado, por muchos. Todo lo que tiene de facilitador lo tiene de exigente para con el trabajo y el rigor personales.
Dice Lidia T. que “el trabajo se acumulaba pero (…) podías rescatarlo en casa y podías completar lo que quisieras, con esfuerzo y empeño. Considero que ha servido para darnos cuenta de que muchas veces nos ponemos nosotros mismos los límites (…) muchas veces no me creo capaz de realizar trabajos de este tipo (…) pero me he dado cuenta de que poco a poco y paso a paso podemos llegar”. Marta C. plantea que “la asignatura requiere un esfuerzo constante y, aunque al principio no lo tuve del todo, más tarde mi dedicación fue plena. Es importante llevar las cosas al día, y esto es algo que también me ha aportado la asignatura.”. Pues eso, ojalá haya más estudiantes que se den cuenta de que, con trabajo, hay grandes resultados.
Ha sido un curso menos intensivo que otros anteriores, a tenor de la práctica inexistencia de comentarios quejándose de lo mucho que había que hacer. Quizá ha influido el que, durante el curso 15-16, he añadido media hora de clase semanal para poder trabajar con los estudiantes de forma más relajada, y el que hemos realizado 3 o 4 actividades menos que en anteriores cursos.
No vale, lo sé, para todos los estudiantes. Algunos, como Ruthsen, necesitarían más tiempo pues “se necesita un esfuerzo constante en las actividades; con escuchar en clase, y seguir los pasos del profesor ya tenía una base para empezar con mis actividades, aunque algunas veces no entendía y me sentía agobiada con alguna actividad, el profesor estaba ahí para resolver mis dudas. He intentado realizar todas las actividades en clase, pero realmente era un poco imposible terminarlas, por el poco tiempo que teníamos, así que muchas de las actividades las he terminado en casa, o las iba complementando los fines de semana con más tranquilidad”.
Marcar más los tiempos de entregas intermedias ayudó a que no quedara todo para el final, a que hubiera un ritmo. Los blogs de muchos estudiantes a mitad de semestre tenían solo esbozos de sus posteos. Gracias a ese ritmo se logró, en la segunda parte del curso, cierto ambiente de proyecto, que es indagación personal y de grupo.

De la cultura de “todo gratis” a la cultura de la atribución y de compartir
Nos cuesta generar vídeos con créditos y utilizar imágenes libres de derechos en nuestras producciones.
Por otra parte, en la actividad de los repositorios, donde analizamos qué nos regalan otros compañeros para que lo reutilicemos en nuestras clases como docentes, nos cuesta entender el propósito de los repositorios mismos, y de las actividades que contienen.
Tenemos que insistir en una visión ecológica del mundo digital educativo, para reconocer, reutilizar y contribuir al mismo.

El desarrollo del proyecto
Algunas estudiantes, como Lidia T., están fascinadas con el proyecto sobre Historias de mi barrio que se desarrolla dentro del curso. Quizá por su titulación de procedencia -trabaja en integración social- le parece una propuesta que recupera a “personas a las que no nos paramos a escuchar”. María R. dice: “Después de grabar la entrevista seguimos hablando, creo que fue la primera vez, en muchos años, que me paré a escucharla (a mi abuela) y las sensaciones fueron increíbles”.
Hay que agradecer a tanta gente que, desinteresadamente, ha aportado testimonios de la vida en los barrios. Son gente generosa que, según cuentan algunos de los estudiantes, han disfrutado luego viendo su intervención y comentando las de otras personas. Felicidades a todos.
A poco que te introduces en el proyecto, es imposible no tomar conciencia de las dificultades que ha vivido la gente corriente, nuestros abuelos, y cómo nosotros debemos luchar por una sociedad más justa en la que la educación puede contribuir a superar las injusticias. Karla H. lo expresa a su manera: “con este proyecto he visto la tecnología de otra forma. Este proyecto me ha servido para reconocer que los avances tecnológicos pueden ser un puente para conocer mucho más nuestro entorno y aprender más de él”.
El autoritarismo, la directividad, la falta de escucha y vivir de espaldas a la comunidad se convierten en un obstáculo para esa educación.
Como sugerencias de futuros proyectos de curso hechas por los participantes de 15-16 están los siguientes:
- “Profesiones”. Es interesante porque en un proyecto así permea la misma dificultad de la gente corriente para protagonizar su historia y que su conocimiento sea valioso a otros, por ejemplo la escuela de su comunidad.
- “Cómo nos hemos comunicado con las maestras y la escuela de nuestro barrio”. En este proyecto podríamos preguntar qué dicen padres, abuelos, vecinos… de lo que es la escuela hoy y ayer, y qué interlocución se ha producido históricamente hasta nuestros días entre familias y escuelas. Es un proyecto que explicita ya en su título uno de los objetivos de la materia, que las TIC permitan conectar ambas culturas, la escolar y la familiar.
- “La emigración”, de un pueblo a otro, fuera de España, hacia España…

Otro tipo de docentes
Ya sabemos que mucho soft, como el de la línea del tiempo, no lo pueden utilizar los niños de educación infantil (Ana H.), conceptualmente es complejo. Eso lo hemos dicho herramienta a herramienta. Ahora bien, intentamos ver qué provecho sacar a cada herramienta, qué propuesta podemos hacer a los niños porque, si no, estaríamos haciendo, como adultos, actividades que pueden hacer niños de 3 años, y le daríamos la razón al “escuadrón antipedagógico” cuando dicen que en la formación de maestros nos preparamos para reproducir las actividades de los niños. Nosotros intentamos poner una mirada pedagógica y crecer como innovadores, y para eso las actividades que hacemos tienen un sentido pedagógico e integrado en un proyecto al que nosotros, con cierta competencia ya adquirida, podremos añadir algo, con imaginación, mirando lo que nos ofrecen las TIC o lo que podamos construir y añadir por nuestros medios. Debes definir tu proyecto, tu música, para que tu selección cobre algún sentido.
Los dispositivos y el soft tienen usos más allá de lo aparente. Cuando se pregunta, actividad tras actividad, por la aplicación pedagógica para educación infantil, se está intentando generar el sentido innovador mediante un entrenamiento en una reflexión rupturista con lo tradicional.
Irene H. dice que esta materia promueve su ideal educativo, “que un profesor debe tener una gran variedad de recursos para poder utilizar con sus alumnos y que el aprendizaje dinámico, interactivo, la motivación y el "aprender jugando" es fundamental en los alumnos de infantil”.
Es un esfuerzo de imaginación que ha sido iniciado en las sesiones, porque se han enumerado usos que hacen otros de esos mismos materiales en ese nivel educativo. Pero ni aun así somos capaces, a veces, de escapar de lo que consideramos evidente, desgraciadamente inoperante o tradicional.
Otro alcance de la cuestión de la aplicación es que los futuros docentes piensan en que todo lo que deben aprender debe girar en torno a ellos y su clase. Es egocentrismo, comprensible porque es la parte visible de la profesión, pero empobrecedor de la enseñanza. A algunos les cuesta plantearse que su relación con los estudiantes es también su relación con los padres y la comunidad, como nos han mostrado las escuelas infantiles 0-3 de la Comunidad de Madrid. La aplicación didáctica puede ser una didáctica para la comunidad. Puede ser fruto de la investigación y discusión del equipo del centro.
Me hace pensar otras cuestiones, como la obsesión por el que el niño singular sea el único receptor de lo que ofrece la escuela. Parecen decir que si no es receptor singular e inmediato de lo que ocurre en el aula (enseñanza expositiva), aquello no funciona. Todo debe ser “pedagogía visible” (Bernstein) para ese estudiante. Con este pensamiento, los proyectos y las pedagogías invisibles que hablan del valor de intangibles que cultivan las escuelas exitosas no tienen cabida en su idea de escuela.
Y, para terminar, decir que siempre puede haber aplicación didáctica de casi cualquier recurso, porque siempre debe estar mediada por la maestra o el maestro. Así que la cosa es, en el fondo, una provocación para cavilar educativamente, y decir que no tiene aplicación es negarse a hacerlo.

Mujeres
Sigue siendo preocupante que las mujeres de las que se nos ocurre hablar en nuestras producciones, las más importantes referentes de las futuras maestras, sean artistas de cine y cantantes. Todo ello a pesar de insistir con ejemplos de mujeres de la ciencia, la literatura, la política y otros ámbitos, comprometidas con la superación de las barreras tradicionales a la separación por sexos. No sabe uno si se debe a la facilidad para encontrar imágenes para generar el audiovisual en el que exploramos nuestra idea de mujer o bien el desconocimiento, la falta de una cultura feminista. También es sorprendente que no sean heroínas las abuelas y las madres, salvo para algunas estudiantes, como Noelia.
Marta C., que es muy rigurosa en hacer las actividades que se proponen y con un blog que es un relato pormenorizado de lo acontecido en clase, ha entendido bien el mensaje y ha tomado el reto de hablar de una mujer quechua imaginaria.
Es una pena que no se haya profundizado, en cada reflexión que ofrece cada audiovisual, sobre el significado de imaginar ese recorrido vital de mujer… Es decir, lo siguiente es descubrir en ese relato vital una lucha, no la repetición de convencionalismos sociales sobre lo que la mujer se cree que es y hace.

Poner nombre a las transformaciones
El colorido, la motivación, el atractivo y que llame la atención son fenómenos efímeros en educación mientras no se hagan internos a los estudiantes. Sin embargo, relacionar, transferir, construir, darse cuenta, reflexionar… han sido productos de vuestra actividad (al menos por lo que decís al valorar en conjunto vuestro trabajo). Debemos pensar más en estos últimos verbos para cambiar la educación, y profundizar en qué significan realmente los primeros sustantivos.
Reivindicando estas transformaciones, tan necesarias para la escuela que nos toca vivir, me parece que nos acercamos a lo que significa enseñar, nos aleja del “mundo raro” de las certidumbres –qué preocupante un profe lleno de seguridades- y nos somete a la inquietud intelectual y emocional que permea esta profesión, inquietud que está en las viñetas sobre las que pretendo que reflexionemos juntos.

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